martes, 16 de mayo de 2017

PALACIO DE CARLOS V

Carlos V, Rey de España y Emperador electo de Alemania, decide edificar su Palacio Real en la Alhambra, después de la visita que realiza a Granada tras su boda en Sevilla con Isabel de Portugal en 1526. Su implantación, a pesar de su diseño y calidad formal, cambió la imagen del recinto alterando su tejido interior y la conexión con la ciudad. El proyecto original contemplaba una gran plaza porticada al oeste y otra más pequeña al sur modificando de forma importante los accesos. 


 
El Emperador decidió construir el Palacio al estilo "romano", probablemente influido por el propio Gobernador de la Alhambra y Capitán General Luis Hurtado de Mendoza, cuya familia jugó un importante papel en la recepción de la cultura italiana en Castilla, aunque el modelo del palacio pudo ser sugerido por Baldasare Castiglione, amigo de Rafael y de Giulio Romano. 

El proyecto original se debe a Pedro Machuca, formado en el círculo artístico de la Roma de León X, que dirige las obras entre 1533 y 1550, fecha de su muerte, dejando terminadas las fachadas excepto las portadas de poniente y mediodía. Le sucede su hijo Luis que realiza el patio circular, quedando suspendidas las obras durante 15 años por la rebelión de los moriscos de Granada en 1568. 



El Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada es, con respecto a las construcciones de nueva planta, el edificio más significativo de este período. Proyectado como complemento de la residencia privada de la Alhambra para servir de escenario a las ceremonias y actos oficiales de la corte, el palacio se levantó, frente a la ciudad y el exterior, como símbolo del nuevo Estado, confirmando el interés del monarca por ofrecer una nueva imagen del reinado, sirviéndose para ello de una arquitectura clasicista y renovadora, y de un elaborado programa iconográfico. 


Pedro de Machuca, autor de sus trazas, contó desde el primer momento con el apoyo del rey y la protección del marqués de Mondéjar, capitán general de Granada, para la realización de su cometido, en el que fue auxiliado por Juan de Marquina como aparejador de las obras. El primer proyecto elaborado por Machuca, rectificado por el emperador en 1542, da buena cuenta del nuevo sentido espacial previsto para el conjunto nazarí, así como de las dimensiones y significación del programa, en el que se establecieron dos zonas claramente diferenciadas: una dedicada a residencia privada del monarca, centrada principalmente en las habitaciones de Daraxa y en el conjunto del Patio de los Leones de la Alhambra, y otra constituida por el nuevo palacio, dedicado a atender las necesidades funcionales y representativas de la corte. El proyecto se completaba con dos plazas porticadas frente a las fachadas occidental y meridional del palacio, que comunicaban con las dependencias de la tropa y las caballerizas. 

De planta cuadrada, el espacio central lo configura un patio circular donde se ha aplicado rigurosamente el uso de los órdenes -dórico-toscano para el cuerpo bajo, jónico para el superior- en correspondencia con los alzados del muro perimetral, que comunica con las fachadas mediante cuatro zaguanes, uno de ellos de planta elíptica. En los espacios formados en la intersección en planta del círculo y el cuadrado se sitúan las escaleras, a excepción del sector noreste que comunica con la capilla, de planta octogonal. La galería del patio se cubre con una bóveda anular, que nos remite a soluciones similares de la antigüedad y la relaciona, junto con otros términos del conjunto, con determinados diseños de la arquitectura italiana contemporánea.



 Especial mención merece el patio circular que se ha visto como un guiño a los modelos manieristas, al ponerlo en contraposición a la planta cuadrangular. El patio sirve para organizar el espacio interior y la disposición de las habitaciones y al igual que la fachada aparece dividido en dos pisos: el inferior con columnas de orden toscano sostienen un entablamento clasicista de triglifos y metopas decorado con guirnaldas y bucráneos; el piso superior con columnas jónicas sostiene un entablamento liso y corrido. La cubierta en la parte superior es adintelada mientras que el piso inferior se cubre con bóveda anular.

El patio, al igual que todo el conjunto, era un símbolo del poder del monarca. El programa iconográfico sirve de tributo al monarca comparándolo con héroes de la antigüedad como Hércules y ensalzando cada una de sus virtudes.



Los cuatro frentes del palacio se ordenan con dos pisos: en el bajo, almohadillado a la rústica, se emplean pilastras dórico-toscanas; en el alto, se utilizan pilastras de orden jónico. Entre las pilastras de ambos cuerpos se articulan dos series de vanos, rectangulares los bajos y circulares los altos, completando el conjunto una sobria y elegante decoración de guirnaldas, putti y emblemas imperiales que, en el cuerpo superior, se distribuyen en los pedestales, en el remate de las ventanas y en los frontones y guardapolvos, que alternativamente coronan los vanos.  

En 1619 se completa la columnata alta del patio y continúan las obras hasta su abandono en 1637, sin cubrir de aguas el edificio.  El Palacio quedó inconcluso hasta que en 1923 Leopoldo Torres Balbás inicia un programa de recuperación del mismo con destino a museo, que culminará el arquitecto Francisco Prieto Moreno en 1958. 



BIBLIOGRAFÍA:

http://www.artehistoria.com/v2/contextos/4541.htm
http://www.alhambra-patronato.es/index.php/Palacio-de-Carlos-V/141/0/
http://arte.laguia2000.com/arquitectura/palacio-de-carlos-v

No hay comentarios:

Publicar un comentario